Javier Reverte 2

RÍOS CON VIDA entrevista al escritor, periodista y viajero sobre su relación con los ríos:

– ¿Qué le incita a viajar y a escribir de viajes? ¿No encuentra la misma inspiración en el día a día?
Yo no concibo la vida sin las dos: viajar y escribir está en mi sustancia, sin ellas me aburro. Pero también escribo novelas y poesía. Viajo menos de lo que se supone.

¿En qué momento comprendió que ésa iba a ser su principal ocupación vital?
Lo de escribir, lo supe siempre porque leía desde muy pequeño. Y lo de viajar desde que comencé a leer novelas de aventuras e ir al cine, si esos lugares, existían, ¿por qué no ir?

– Menciónenos, por favor, los tres mejores viajes que ha hecho a lo largo de su vida.
África, Canadá y el Ártico.

– ¿Por qué en algunos de sus viajes los ríos forman una parte esencial?
Siempre amé los ríos, me parecieron una fuente de vida allá por donde pasaban. Y amo la vida..

– Uno de sus libros se titula «El río de la desolación», versa sobre el Amazonas: ¿Qué le llevó a emplear este título para uno de los principales ríos del mundo?
La pobreza con que vive la gente en sus orillas, las enfermedades, la codicia cauchera, la terrible selva, los crímenes cometidos en su explotación… y que casi me muerto de malaria.

Javier Reverte libro 1

En «Vagabundo en África», sin embargo, relata un viaje muy peligroso por el río Congo. ¿A quién teme más, al ser humano o a las fuerzas de la naturaleza?
Sin duda al ser humano. La fuerza de la naturaleza puede ser terrible, destructiva, pero nunca maligna. El corazón humano está lleno de malevolencia. Prefiero morir a causa de una tormenta que de un tiro.

«El río de la luz» narra un viaje algo menos trepidante por Alaska y Canadá, territorios donde los ríos fueron y son grandes vías de comunicación. ¿Qué impresión le dejaron los grandes ríos norteamericanos?
Por allí arriba son limpios, no están contaminados ni explotados mas que mínimamente. Son naturaleza vigorosa en estado virginal. Me fascinan.

Javier Reverte libro 2

África es, como es sabido, una de sus grandes pasiones. En «Colinas que arden, lagos de fuego» habla de los grandes mitos de las exploraciones: ¿Le queda (o nos queda) algo por descubrir en esta época en la que el hombre parece que ha alcanzado cualquier lugar?
Algunos lugares. las inmensas selvas del interior del Congo, por ejemplo.

En nuestra cultura los ríos han alumbrado una importante literatura e incluso grandes películas. ¿Ha supuesto esta constante tradición alguna influencia en su vida y obra?
No en particular.

¿Cree que en España tenemos suficiente sensibilidad ambiental, y en especial con el agua dulce?
Creo que es mas bien escasa.

Hay en nuestro país relatos de viajes siguiendo cursos fluviales como «Del Miño al Bidasoa», de Camilo J. Cela, o «El río del olvido» (Julio Llamazares). ¿Tiene en mente algún recorrido fluvial o preparar algún relato por los ríos ibéricos?
No quiero escribir de viajes sobre España. Es un país que me desconcierta y al que no soy capaz de juzgar.

Fue corresponsal en Londres, París y Lisboa: ¿Qué recuerda de su vida a la ribera del Támesis, el Sena y el Tajo?
Las ciudades viven de espaldas a sus ríos, so encierran en diques, muelles y puentes. No recuerdo mas que ríos prisioneros.

Unamuno dijo que «los ríos son el alma del paisaje»: ¿Piensa que es acertada esta afirmación?
Es poética.

¿Cuáles son (si las hubo) las principales lecciones que ha sacado de observar el discurrir de los ríos?
Ya lo dijo Manrique: Que van a dar a al mar, a la muerte. Y creando vida en el camino.

¿Qué significa para Vd. «un río con vida»?
Sin vida no hay río, hay charco. Son dos palabras consustanciales.

 

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