La 11, Tricolor, fue uno de los modelos más demandados y era una versión de la Tricolor de Henri Bresson a la que simplemente le añadí cercos grises para que posara más equilibrada y no navegara de culo o de cabeza.
El Tricóptero rojo, o “del país”, la número 12, tenía el cuerpo en herl de faisán macho, el tejadillo de gallo rubión y el hackle “brown” (para nosotros, el rojo de toda la vida). Ha sido y sigue siendo una de las moscas que empleo asiduamente. El montaje lo he adaptado a las técnicas actuales, pero los materiales siguen siendo los mismos en alguna de mis versiones actuales.
Solo he podido adjuntar fotografías de nueve de los modelos originales procedentes de esa primera serie. Si bien algunas me las ha facilitado generosamente un “cliente” de la época, y por lo tanto certifica que fueron vendidas en su momento, las restantes proceden de mis propios fondos que componían fundamentalmente los descartes que no pasaban el control de calidad. Esta circunstancia, y el paso de unos 45 años, hacen que no luzcan como lo que fueron.
Es cierto que, vistas con ojos del siglo XXI, las moscas dejan bastante que desear, pero fueron montadas en un contexto en el que no había mucho donde elegir, y la principal competencia eran las moscas inglesas de Turral of Devon, con nombres ininteligibles. Salvo algunas excepciones, eran unas moscas poco adaptadas a lo que aquí se necesitaba.
Si querías tener unas moscas pescadoras, no tenías más remedio que montártelas tú mismo, y esa no era cuestión fácil. Había excelentes montadores, pero para autoconsumo. Eran tiempos en los que el conocimiento de la pesca a mosca y el montaje de moscas no fluían como ahora.
Tuve bastante éxito en las ventas, lo que me permitió mejorar rápidamente la calidad de mi colección, como se podrá observar durante el período que he denominado de Transición.
** Ha de tenerse en cuenta que cuando los pescadores nos convertimos en “entomólogos ocasionales” manejando nombres y familias de insectos, lo hacemos – por lo menos en mi caso – sin gran rigor científico. Manejamos estos “latinajos” con el fin de entendernos únicamente entre nosotros.