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Una de las muchas amenazas para los ríos es la introducción de especies exóticas invasoras que, al encontrarse en nuevos ambientes y sin ninguna limitación, prosperan causando graves impactos negativos en las especies nativas. De especial preocupación está siendo la presencia de estas especies por escapes accidentales de piscifactorías e instalaciones de acuicultura en áreas protegidas. Por ello, los participantes de la Universidad de Oviedo en el consorcio AMBER, Sara Fernández y coautores (Fernández et. al. 2018), se han centrado en el estudio de la presencia de ejemplares de trucha arcoiris (Oncorhynchus mykiss Walbaum, 1792) procedentes de escapes de piscifactorías en la cuenca superior del Nalón, inscrita en la Reserva de la Biosfera de la UNESCO y Parque Natural de Redes. En este espacio, el único salmónido nativo presente es la trucha común (Salmo trutta L. 1758), clasificada como vulnerable en nuestro país.
La detección de poblaciones de especies, ya sean nativas o invasoras, es crucial para el seguimiento de los ecosistemas, pero puede ser difícil usando métodos de muestreo convencionales como la pesca eléctrica. Para realizar este estudio, el equipo llevó a cabo pruebas de ADN ambiental (eADN), obteniendo un conjunto de muestras ambientales de suelo, de agua, etc., en lugar de tomar una muestra directamente de un organismo individual. El fundamento de esta técnica es que los organismos liberan ADN en interacción con su medio ambiente, ADN que se acumula en el medio y es posible recolectar y analizar a través de esta técnica, para detectar la presencia de un gran número de especies. De esta forma, los investigadores buscaron el ADN de ambas especies de trucha en nueve ubicaciones de muestreo diferentes dentro de la Reserva. Encontraron que el ADN de la trucha arcoiris existía en cada uno de los puntos de muestreo establecidos en el río Nalón. A través del análisis cuantitativo de la reacción en cadena de la polimerasa (qPCR), que permite la cuantificación de las moléculas de ADN en una muestra, se puede estimar «en tiempo real» la cantidad de ADN existente en el medio. Esto, junto con la sensibilidad de esta metodología, convierte a estas técnicas en una herramienta muy eficaz, sobre todo para la detección temprana de especies al comienzo del proceso de introducción.
De este modo, se ha detectado la presencia de trucha arcoiris aguas arriba de una presa infranqueable, tramo que sin duda no ha colonizado espontáneamente y donde sin embargo existe una piscifactoría de la especie. Por tanto, la presencia de su ADN en estas ubicaciones se puede interpretar de dos formas, bien como resultado de la escorrentía de ADN desde las instalaciones, o bien debido a escapes de individuos incontrolados o no declarados.
Estos resultados revelan que el uso del eDNA con métodos de qPCR durante el monitoreo de rutina es un método rápido, económico y no invasivo para el control de áreas protegidas y especialmente útil para poblaciones de baja densidad o raras, permitiendo una rápida detección de posibles casos de introducción de especies exóticas. Por ello, su uso puede ayudar a mejorar el control y la gestión de los recursos naturales de estas áreas, y facilitar posibles estudios posteriores más detallados a través de otros métodos de verificación de resultados.
Este trabajo se suma al conjunto de métodos y herramientas aportados por otros socios de AMBER, para mejorar el equipamiento de los técnicos ambientales que gestionan los ríos y áreas protegidas y ayudarles a rentabilizar su esfuerzo por devolver los ríos a un estado más saludable.
*Artículo completo en Detecting exotic species in protected areas
*Fernandez et. al.2018 en Peer-reviewed publications de AMBER international