Memorándum: La gestión de la pesca en España

Autor: D. Diego García de Jalón

Se me pide que en dos páginas analice la gestión de la pesca en España. Creo que el problema de la pesca consiste básicamente en un desinterés de las administraciones públicas encargadas de su gestión, lo cual es consecuencia inmediata de la falta de personal especializado y en una escasa sensibilidad de la Sociedad en estos temas.

La gestión de la pesca en España ha sido con frecuencia una tarea poco atendida por los gestores del medio natural. Por supuesto han existido importantes excepciones por parte de personas y equipos (guardas, biólogos e ingenieros) que han desarrollado una gran labor, pero desgraciadamente la realidad más generalizada ha sido el olvido.

Una de las razones más importantes de este hecho ha sido la falta de técnicos con formación específica en gestión de pesca. Lo contrario sucede en USA donde numerosas universidades forman titulados en Caza y Pesca. En nuestro país, ni en las Escuelas de Ingenieros Forestales, ni en las Escuelas de Ingenieros de Montes, y mucho menos en las Facultades de Biología se ha impartido nunca ni siquiera una sola asignatura dedicada exclusivamente a la pesca.

Por el contrario, se ha optado por la formación de técnicos generalistas, que saben de todo (de maderas, de gestión forestal, de industrias, de contaminación, de construcción, de erosión, de economía, de empresas, de biología, de legislación, etc.) con el resultado que de una materia en concreto su nivel de conocimientos es bastante superficial.

En el caso de la pesca, se ha confundido, además, la gestión de un recurso natural, como son las poblaciones de peces que habitan los ríos y lagos, con una explotación zootécnica como es la Acuicultura o la Piscicultura. Este desenfoque en la formación de gestores ha conducido a que se abuse con frecuencia de las repoblaciones piscícolas como instrumento para contentar la demanda indiscriminada de pesca.

Otro factor importante del desinterés de la Gestión Pesquera ha sido el propio desinterés de la sociedad española por los ecosistemas acuáticos. Por el contrario, la escasez del recurso «agua» y el enfoque productivista de nuestra Sociedad, ha determinado una absoluta prioridad de los usos extractivos y consuntivos del agua frente a otros aprovechamientos compatibles con la conservación de estos ecosistemas. La pesca en sí mueve muy poco dinero directamente, y en una sociedad donde privan los criterios económicos, no puede competir con el aprovechamiento hidroeléctrico, ni con el abastecimiento a industrias y ciudades, ni siquiera con la agricultura.

Este desinterés de la sociedad se ha visto reflejado en el movimiento ecologista, que ha ignorado inconscientemente el deterioro de muchos ecosistemas acuáticos, pues se ha interesado con gran preferencia en aquellos de importancia ornitológica. Así, estoy seguro que más del 50% de los españoles saben que el águila imperial y el buitre negro son especies que están en peligro de extinción, mientras que más del 99,99% ignoran que el esturión es el mayor pez autóctono de nuestras aguas dulces, que se ha extinguido en ellas hace menos de 15 años.

Por otra parte los pescadores españoles (excepciones aparte) han adoptado con frecuencia una actitud bastante desaprensiva, acorde con el «pesca como puedas» y el «que venga detrás que arrée». Sus relaciones con los Servicios de Pesca han tenido por objetivo principal pedir más pesca y más fácil sin consideraciones de calidad.

Hoy en día la amenaza más grave que afecta a la pesca en España es con mucho la contaminación y eutrofización de las aguas, junto con la regulación hidráulica (canalizaciones, trasvases y embalses). Ello es consecuencia obvia de que la falta de sensibilidad ecológica (que también es ignorancia ambiental) de los gestores del agua en este país (por supuesto también existen excepciones). En efecto, las Confederaciones Hidrográficas han demostrado ser organismos para los que en los ecosistemas solo existe el «recurso agua». Esta concepción «unidimensional» ha conducido a una prioridad en la construcción de obras hidráulicas, independiente de las necesidades reales de la Sociedad (los Planes Hidrológicos lo demuestran claramente), sobre la gestión racional de las ya existentes (actividad claramente multidisciplinar).

Después de este análisis crítico, quisiera señalar donde creo que se encuentra el camino para la mejora de la realidad. En primer lugar creo necesaria la coordinación de todos los colectivos interesados en la pesca: pescadores, ecologistas y gestores de la pesca. Esta coordinación implica que los pescadores apoyen activamente la conservación en su estado natural de ríos y lagos, que los ecologistas comprendan que la pesca realizada adecuadamente no daña a las especies, y los técnicos en pesca tomen sus decisiones en base a datos científicos y defiendan con gallardía en su gestión la conservación de estos ecosistemas.

La defensa de la pesca pasa inevitablemente por un activo confrontamiento con el binomio Contaminación-Obras Hidráulicas, contra el cual es necesario presentar un frente común de todos aquellos interesados en la Conservación de la Naturaleza. Esta confrontación implica participar en el funcionamiento de las Confederaciones Hidrográficas, pues obviamente la pesca y la conservación de nuestros ríos son usos del «agua» cuyos intereses deben también estar representados en ellas. Esto implica el mantener un diálogo continuado con los gestores del agua impregnándoles de una concepción más amplia del aprovechamiento (que no explotación) del recurso acuático. Por último, es imprescindible continuar y aumentar la vigilancia de ríos y lagos, denunciar atropellos y, por supuesto exigir a los gestores la defensa de la Naturaleza.