Una de las últimas joyas naturales de la provincia de León amenazada por un macroproyecto de un embalse y una central hidroeléctrica

   El río Eria atraviesa las comarcas de la Cabrera y la Valdería en la provincia de León. Se trata de una de las últimas joyas fluviales que quedan en nuestro país, pues es un río que fluye libremente sin obstáculos a lo largo de todo su recorrido, sin infraestructuras hidráulicas que impidan su conectividad longitudinal y su perfecto funcionamiento como río natural. El río se encuentra en un maravilloso estado ecológico, desde su nacimiento en los manantiales de las faldas del Teleno y a lo largo de su discurrir por La Cabrera y la Valdería.  

   El bosque de ribera asociado está en un perfecto estado de conservación. El río Eria y el valle en su conjunto acogen un nutrido repertorio de hábitats y especies que deben ser preservados pues están recogidos en los anexos I y II de la Directiva Europea Hábitats. Entre los más relevantes destaca el de las alisedas (91E0*), declarado de conservación prioritaria en el contexto europeo, no en vano, parte de su recorrido pertenece a la Red Natura como Lugar de Interés Comunitario (LIC). En sus cristalinas aguas acoge excelentes poblaciones de trucha común, 100% autóctona, nutria o el desmán de los pirineos, gravemente amenazado.

   Sin embargo, el voraz apetito de la industria renovable quiere profanar este reducto natural de la geografía leonesa. La empresa Achilles Renewables tiene la intención de construir una presa en el río para la regulación del caudal con el objeto de generar hidrogeno, así como la instalación de aerogeneradores eólicos y placas fotovoltaicas en la zona, a pesar de que muchos de ellos ya han sido anulados por su grave impacto ambiental a los valores naturales de Cabrera.

   Estos proyectos surgen como respuesta a los Fondos Next Generation EU, creados para lograr una transición energética hacia la neutralidad climática. En este marco, y según datos oficiales de la Comisión Europea, se han adjudicado a España 69.500 millones € a fondo perdido, de los cuales 6.100 millones € van dirigidos a tecnologías limpias e infraestructuras asociadas. Estos fondos se destinan a cubrir el 100% de los gastos de los proyectos que sean aprobados. La empresa sabe que una vez que sea aprobado, el 100 % del coste de construcción será cubierto por los fondos Next Generation arriba mencionados, resultándole totalmente gratis al promotor la ejecución del mismo. La producción de energía renovable para la lucha contra el cambio climático se convierte así en una mera excusa para conseguir unos objetivos económicos empresariales especulativos.

  La construcción de esta presa anegará varios kms del valle, ahora destinados en parte a la ganadería extensiva, y zonas de caza, prácticas totalmente sostenibles y compatibles con la preservación de los valores naturales de la zona. La realización del proyecto supondrá la desaparición de un valiosísimo ecosistema fluvial y toda la fauna y flora asociada.

   Según se lee en prensa, el 90% de los alcaldes afectados por este proyecto están de acuerdo con el mismo ya que, según dicen, dinamizará económicamente la zona y ayudará a fijar población con la creación de puestos de trabajo. La realidad es totalmente opuesta, se sabe que estos proyectos no crearán ningún puesto de trabajo local, ya que estas instalaciones se llevan por operarios cualificados que trabajan en remoto.

   El hidrógeno se encuentra en una fase experimental dentro del pool de energías renovables que se están desplegando por la geografía española. Se sabe que su eficiencia energética es desastrosa ya que en su almacenamiento y transporte se pierde hasta un 80% de este gas.

   Achilles Renewables quiere convertir la comarca en un polígono industrial del que extraer energía a cualquier coste ambiental, para beneficio propio, y dejando a su paso una irreparable destrucción del patrimonio natural. Y todo ello “por una transición energética para la lucha contra el cambio climático”.

   Todos los nuevos proyectos que se beneficien de los fondos Next Generation EU están obligados a cumplir el principio de “no causar daños significativos” en varios aspectos medioambientales, así como respetar la protección otorgada por la Directiva Hábitats. Existen estudios serios que demuestran que toda la potencia renovable proyectada en este país cabe en zonas ya degradadas, sin tener que destruir el poco patrimonio natural que nos queda. Además, en el contexto energético en el que nos encontramos, se debería hacer un gran esfuerzo en eficiencia y ahorro energético. La sociedad debe dirigirse hacia una reducción de su consumo energético.

   El río Eria, su valle y la totalidad de la comarca de la Cabrera y Valdería, posee una gran riqueza medioambiental lo que hace que reúna todas las condiciones y elementos para ser declarada Parque Natural, de hecho, los Ayuntamientos de Truchas y Castrillo ya ha iniciado los trámites para conseguir tal declaración. Por otra parte, la instalación de este tipo de infraestructuras afectaría gravemente a la calidad de vida en los pueblos de Cabrera. Sólo podemos entender el desarrollo económico de nuestro territorio de un modo sostenible, basado en una economía circular, la puesta en valor y la preservación de la gran riqueza natural, cultural y arqueológica que posee la zona. La instalación de estos proyectos acabaría con la alternativa real de desarrollo que supone el turismo para estos pueblos y con ello las demás actividades económicas relacionadas que son las que verdaderamente fijan población en la zona.

   Es nuestra obligación como sociedad preservar los últimos ecosistemas funcionales que nos quedan, como el valle del río Eria. Debemos poner en valor su inestimable contribución a la mitigación de un clima cada vez más extremo y cambiante. Por todo ello, en aras del bien común, y no del particular de una gran empresa, pedimos que se desestime este macroproyecto en el río Eria. 

 

Asociación Cabrera Despierta – Asociación Cabrera Natural – AEMS-Ríos con vida