Montajes de cuerpos con la magia del "quill"
por José Ramón Rodríguez, Argibay
- OBTENCIÓN DE UN QUILL A PARTIR DEL RAQUIS DE UNA PLUMA DE AVE
- MONTAJE DE UN CUERPO DE MOSCA SECA O AHOGADA CON UN QUILL DE CÁLAMO DE PLUMA DEL ALA O DE LA COLA DE UN AVE.
- OBTENCIÓN DE UN QUILL A PARTIR DEL RAQUIS DE UNA PLUMA DE AVE
En una de sus obras –no recuerdo cuál-, Skues menciona una mosca cuyo cuerpo era imitado con un quill “de una pluma de pato”. Este detalle me llamó mucho la atención, pues, si bien ya entonces era muy frecuente montar los cuerpos de las moscas con quill obtenido de las fibras de pluma de la cola de un pavo real, era la primera vez que tenía noticias de un quill de pluma de pato, lo que sólo podía querer decir que estaba hecho con el raquis de la pluma, ya que sus fibras son demasiado pequeñas y endebles como para poder aprovechar un quill hecho con ellas.
Un quill es una fibra de una pluma desposeída de sus barbas. Se obtienen buenos quill de plumas de aves grandes: pavo, cisne, pavo real, buitre, etc. En general, estos quill forman los cuerpos de moscas de pequeño tamaño, pues ellos mismos suelen ser pequeños y, cuando no son pequeños, son demasiado frágiles.
No es raro ver que los anglosajones le llaman “quill” a una pluma completa, pero a partir de ahora, y en este escrito, para mí un quill siempre será la piel brillante del cálamo de una pluma del ala o de la cola de un ave. Sólo la piel, desposeída del material que hay en su interior, que será lijado y desechado para obtener una tira flexible, fina y dura, con la que imitaremos los cuerpos de moscas secas y, sobre todo, moscas ahogadas. Unos cuerpos que poseerán un brillo totalmente natural y muy semejante al de los cuerpos de muchas efémeras.
Se puede obtener un quill de cualquier pluma del ala o de la cola, sea grande o pequeña. Por supuesto, las plumas grandes nos darán más rendimiento que las pequeñas y sobre ellas trabajaremos con mayor seguridad, pero siempre con mucha prudencia. En el caso que nos ocupa, trabajaré con una pluma rémige primaria del ala de una lechuza común. El raquis de estas plumas tiene un bonito color marrón medio, con el que se puede imitar, por ejemplo, el cuerpo de un “pardón” o de cualquier otra mosca con un cuerpo de este color.
MATERIALES
Necesitaremos unas tijeras pequeñas –las que usamos para montar nuestras moscas-, un cúter que tenga la cuchilla completamente nueva, y papel de lija para metal de grano 120 y 180. Como mesa de trabajo cogeremos una tabla de madera gruesa, absteniéndonos de usar aquélla sobre la que cortamos las cosas de comer, so pena de crear algún conflicto doméstico.
FOTO Nº1.- Cortamos primero el cálamo de la pluma por su tramo final y guardaremos ese extremo, con el que se puede imitar el abdomen de un saltamontes realista, por ejemplo.
FOTO Nº 2.- Con la tijera, cortamos la punta de la pluma –la podéis ver separada, justo debajo de la lija- tal como la veis en la foto. La guardaremos junto con el extremo del raquis, pues con ella podremos imitar unas excelentes alas para tricópteros, una vez perfilada la punta de la pluma con un quemador.
A continuación recortamos todas las fibras de ambos lados del raquis. Hay que dejar una cierta holgura, evitando tocar el borde del raquis con la tijera al cortar. Esto es muy importante.
FOTO Nº 3.- Esta pluma tiene un raquis bastante grueso. Poniéndolo con el envés hacia arriba, lo hendiremos con el cúter poco a poco, yendo de la parte gruesa hacia la fina, procurando que la cuchilla lo recorra por su parte central y que no se vaya hacia arriba ni -sobre todo- hacia abajo. Evitaremos a toda costa romper las superficies superior e inferior, tal como veis en la imagen.
FOTO Nº 4.- Hemos avanzado un poco más…
FOTO Nº 5.- Ya estamos cerca de la punta. La cuchilla sigue cortando por la parte central del raquis…
FOTO Nº 6.- Hemos conseguido dividir el raquis en dos mitades longitudinales con éxito, por lo que esta pluma nos dará dos quill… como mínimo. Uno de ellos tendrá la piel de color marrón, y el otro la tendrá transparente. La podremos usar al natural, teñirla, o pintarla con un rotulador indeleble.
Veremos que la parte interna del raquis contiene una sustancia blanca que es preciso lijar lo más posible, hasta que apenas queden restos de ella. Es hora de trabajar son la lija…
FOTOS Nº 7 y 8.- Al lijar el envés del cálamo, éste se dividió en dos mitades, lo que nos ha dado dos quill. Como podéis ver en la foto, ha desaparecido casi totalmente la materia blanca, quedando el quill fino y flexible.
Terminada la labor de lijado, con la tijera bien afilada recortaremos los bordes del quill eliminando los restos de fibras que pueda haber pero sin afectar a la parte central, la que formará el cuerpo de nuestras moscas secas o ahogadas.
Generalmente, estos quill largos nos proporcionarán en un primer momento el cuerpo de una mosca montada en un anzuelo relativamente grande –del #10 o del #12, por ejemplo-, y la parte más ancha del quill, sobrante, la podremos cortar longitudinalmente con la tijera para obtener dos quill más, esta vez cortos y adecuados para montar cuerpos de moscas más pequeñas.
Con el quill transparente que procede del envés del cálamo, pasará lo mismo: cada una de las dos partes largas nos dará un par de cuerpos de moscas, por lo que el rendimiento total es notablemente grande. Ha merecido la pena tomarnos el trabajo de preparar estos quill a partir de una pluma grande del ala de un ave. Las plumas más pequeñas, como las de perdiz o codorniz, sólo nos darán un quill para el cuerpo de una mosca de tamaño mediano o pequeño, pero creo que su calidad también compensará el trabajo que nos hemos tomado con la pluma.
Se pueden obtener muchos matices de color en nuestros quill pintándolos con un rotulador indeleble. Si queremos que ese color sea del todo permanente, tenemos la posibilidad de barnizar el cuerpo de la mosca una vez terminado de montar –y antes de añadir la pluma- con una muy fina capa de barniz resistente o barniz UV. Tal como he dicho más arriba, estos quill toman muy bien el tinte con anilinas.
- MONTAJE DE UN CUERPO DE MOSCA SECA O AHOGADA CON UN QUILL DE CÁLAMO DE PLUMA DEL ALA O DE LA COLA DE UN AVE.
Ya hemos aprendido a obtener el quill. Ahora aprenderemos a imitar con él el cuerpo de una mosca, enrollándolo sobre una base que puede ser de dubbing, de torzal, o incluso sobre la tija del anzuelo desnudo.
Para imitar moscas muy pequeñas se puede prescindir de esa base, enrollando el quill directamente sobre el anzuelo, pero para conseguir cuerpos más realistas de moscas de un mayor volumen –digamos, en anzuelos a partir del #16- nos vendrá bien enrollar antes una base que le dará volumen y perfil a ese cuerpo.
Aunque se puede montar la base con dubbing, a condición de que el quill quede sobre él firmemente apretado, quizá el mejor material para este cometido sea el torzal o cualquier otra seda. Como el material de base no se verá, o se verá muy poco, podrá ser de cualquier color –yo tiendo a usarlo de un color semejante al del quill-, a no ser que intencionalmente queramos que se vea una fina línea de la base por entre las vueltas de quill; en este caso, vendrá bien una base de color amarillo o crema que imitará bien el anillado del cuerpo de la mosca.
Como no estamos en un concurso y lo que queremos es una mosca con un cuerpo lo más sólido posible, tendremos a mano el loctite para reforzar alguno de los pasos del montaje, cosa que me parece imprescindible sobre todo cuando lleguemos al final del enrollamiento del quill.
Para este montaje, partiremos de un quill obtenido del cálamo de una pluma de lechuza común, con el que imitaremos el cuerpo de una mosca ahogada montada al estilo español, con cercos y alas en pluma de gallo de León “indio sarnoso”. El anzuelo es ligero: un Tiemco 102Y del #13.
Recomiendo que pongáis mucha atención a las fotografías y al proceso de montaje, pues lo he optimizado a lo largo del tiempo y estimo que ésta es la mejor manera de conseguir para nuestra mosca un cuerpo atractivo y bien proporcionado.
FOTO Nº 1.- Sujetado el anzuelo en el torno, iniciamos el montaje con hilo verde oliva del 6/0. Llegados casi al final de la tija, sujetamos con él los cercos: unas pocas fibras de pluma “indio sarnoso” en esta imitación.
A continuación, y sobre un espacio de un milímetro aproximadamente, sujetaremos la punta fina del quill CON EL ENVÉS HACIA ARRIBA y con sólo dos vueltas de seda de montaje. El objetivo es evitar cualquier abultamiento en la parte posterior del cuerpo de la mosca.
Una vez sujetado el quill con esas dos vueltas de hilo de montaje, ASEGURARMOS ese punto humedeciéndolo con un poco de loctite. Sólo lo humedeceremos, garantizando así que el quill no se nos resbale cuando iniciemos las vueltas para formar el cuerpo de la mosca.
¡ATENCIÓN!: el loctite no debe tocar el quill fuera de la tija del anzuelo. Si lo hiciera, el quill quedará quebradizo en esa zona y se romperá cuando empecemos a enrollarlo.
FOTO Nº 2.- Terminada la sujeción de los cercos y del quill, prepararemos el torzal que en este caso formará la base del cuerpo. Cortamos una hebra de torzal de unos 25 cms. y lo destrenzaremos con cuidado. He usado un verde oliva 385 de Güttermann que estaba un poco pasado, pues se formaron hilachas al destrenzarlo, pero eso no importa porque el cuerpo base quedará oculto por el quill. También podría haber pasado el torzal por el molinillo de café para convertirlo en dubbing, pero he preferido usarlo para formar el cuerpo de esta mosca.
Una vez preparado el torzal, lo sujetaremos al final de la tija del anzuelo procurando que nos sobre un pequeño cabo que será fijado a la tija cuando vayamos con el hilo de montaje hacia el ojal del anzuelo, dejando el espacio oportuno para fijar las alas y rematar la cabeza de la mosca. Como veis, el proceso es el mismo que cuando montamos cualquier mosca ahogada a la española.
Durante esta fijación del torzal, hay que procurar que el perfil del atado quede lo más regular posible, como podéis ver en la foto.
FOTO Nº 3.- Este es el aspecto final del cuerpo-base de la mosca. Fue montado usando sólo dos hebras de torzal, destrenzadas y alisadas entre los dedos. Una vez más, es muy importante que el perfil nos quede ligeramente cónico y uniforme, pues del perfil de este cuerpo dependerá en gran medida el aspecto final del cuerpo de la mosca cuando enrollemos el quill.
Al terminar este cuerpo-base, aseguraremos el atado final con una o dos medias llaves en el espacio de la cabeza de la mosca.
FOTOS Nº 4 Y 5.- Iniciamos ahora en enrollamiento del quill sobre el cuerpo-base. Si el quill es largo, lo enrollaremos tensándolo un poco fuerte con los dedos. Si viene de una pluma corta, lo enrollaremos cogiéndolo con una pinza de hackle por su extremo grueso. Hay que procurar mantener la tensión durante el enrollamiento, que será lo más homogéneo posible y sin dejar espacios entre vuelta y vuelta, a no ser que intencionalmente queramos que se vea un “anillado” del color del cuerpo-base.
En esta fase tenemos dos posibilidades:
A.- Enrollar directamente el quill sobre el cuerpo base, poniendo sobre él -sobre el cuerpo base- una PEQUEÑA gota de loctite que asegurará la última vuelta de quill en la cabecera del cuerpo de la mosca.
B.- Antes de comenzar el enrollamiento del quill, extenderemos sobre su envés (que quedará en contacto con el cuerpo-base) un ligerísimo cordón de loctite y cuanto antes lo enrollaremos, quedando así un cuerpo en quill prácticamente indestructible.
Para este montaje he preferido la opción A, que tiene un momento muy delicado al poner esa gota de loctite, porque hay que mantener con la mano izquierda la tensión del quill ANTES DE DAR LA ÚLTIMA VUELTA mientras con la otra mano ponemos la gotita en el dorso del cuerpo-base.
Inmediatamente después de poner esa gotita, damos la última vuelta con el quill y mantenemos la tensión durante unos segundos más para asegurarnos de que el loctite ha pegado bien.
SIN SOLTAR EL QUILL ni aflojar la tensión, pasamos el hilo de montaje por debajo y por detrás de la última vuelta de quill para asegurarlo más, como podéis ver en la FOTO Nº 5.
FOTO Nº 6.- Este es el aspecto que presenta el cuerpo de la mosca una vez cortado el quill sobrante. Recordad que si éste es lo bastante largo, puede ser dividido longitudinalmente en dos para obtener dos quill más pequeños.
El hilo de montaje está a la izquierda –o por detrás- del cabo cortado de quill. Éste debe ser lo más corto posible, para que en el siguiente paso no se crean abultamientos innecesarios.
¡ATENCIÓN!: no vayáis a cortar el hilo de montaje junto con el quill sobrante. Sed muy cuidadosos en eso.
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FOTOS Nº 7 Y 8.- Observad con atención la FOTO Nº 7. El hilo de montaje ha dado un par de vueltas, pillando el cabo que quedaba del quill recién cortado, y lo ha asegurado contra el cuerpo-base. Dadas estas dos vueltas con el hilo y asegurado el quill, REFORZAREMOS la unión humedeciendo con loctite ese punto. Procuraremos no crear un abultamiento excesivo con las vueltas de hilo, y una vez reforzado con loctite, pasaremos el hilo de montaje a la zona de la cabeza de la mosca, donde ataremos las fibras de las alas, como podéis ver en la FOTO Nº 8.
No os preocupéis si se ve en la parte frontal del cuerpo un poco de torzal; éste quedará tapado por el dubbing que calzará las alas de la mosca.
FOTO Nº 9.- Esta foto, ligeramente fuera de foco y hecha sin el espejo con el que he iluminado la parte inferior del cuerpo en las demás fotografías, sólo pretende mostrar cómo queda el mechoncillo de pluma de León tras el atado y asegurado con una o dos medias llaves, y antes de repartir las fibras y eliminar lo sobrante del lado de la cabeza de la mosca.
Si la “pared” que forma el frente del cuerpo de la mosca es muy sólida y vertical, las fibras quedarán más levantadas, hasta el extremo de que en ocasiones no hará falta calzarlas por detrás, pero generalmente sí que hará falta. No os preocupéis porque a veces queden muy tumbadas, pues lo compensaréis con el “calzado” posterior, levantándolas y dejándolas con una inclinación adecuada para pescar.
FOTO Nº 10.- Éste es el aspecto de la mosca una vez que las fibras de las alas han sido repartidas. El hilo de montaje todavía está del lado de la cabeza de la mosca después de haber hecho una media llave de seguridad. Estas medias llaves, muy recomendables en el montaje de cualquier mosca ahogada montada “a la española”, garantizan la independencia de cada fase de montaje y nos permiten, por ejemplo, renovar las alas de la mosca sin tener que deshacer el cuerpo.
FOTOS Nº 11 y 12.- Llegamos al “calzado” de las alas de nuestra mosca ahogada. Para ello usaremos el clásico método del canutillo de plástico, en este caso un poco más grueso que el de la carga de un bolígrafo. Insertado desde la trasera de la mosca, lo detendremos en la cabeza, manteniendo las fibras de pluma aprisionadas hacia adelante. Hecha esta operación, pasamos el hilo de montaje por detrás del canutillo y ahí esperará a que montemos el dubbing, que esta vez será de seda Güttermann pasada por el molinillo de café, pero puede ser cualquier otro dubbing fino, siempre de un color un poco más claro que el del cuerpo de la mosca, como podéis ver en la FOTO Nº 12.
FOTO Nº 13.- Las fibras de las alas han sido calzadas y el canutillo ha sido retirado. No conviene enrollar demasiado dubbing, pues forzaría a las alas demasiado hacia adelante, ni demasiado poco, pues las alas tenderían a tumbarse demasiado con el uso en el río. Se puede aceptar una inclinación hacia adelante un poco más pronunciada que la de la foto, pues la compensaremos forzando las fibras hacia atrás cuando rematemos la cabeza de la mosca.
Es importante verificar el repartido adecuado de las fibras de pluma, corrigiéndolo si es necesario y asegurándolo con otra media llave antes de hacer el nudo final de la mosca.
En esta foto, el hilo de montaje aún no ha pasado al espacio de la cabeza; lo hará en la siguiente foto.
El uso de quill procedente del cálamo de plumas de cola o de ala constituye, en mi opinión, un estilo más en el montaje de cuerpos de moscas. Cuando se me ocurrió la idea de usarlo, sabía que con toda seguridad que ya se les habría ocurrido a otros, pero mi sorpresa no fue menor al saber que el gran Skues ya había montado alguna mosca con este material.
Las plumas de las alas de las aves presentan distintos colores y tonalidades en la piel de sus cálamos. Simplemente se trata de buscar un poco (aves atropelladas, encontradas muertas en el río o en el monte, procedentes de zoos o corrales, compradas en tiendas especializadas, etc…) y seleccionar las que nos convienen echándole sólo un poquito de imaginación.
En las FOTOS Nº 16 y 17 podéis ver dos efectos que se pueden conseguir con estos quill. Concretamente, la mosca de la FOTO nº 17 pretende imitar a una Heptagenia sulphurea en ahogada. Esta imitación es muy pescadora cuando hay eclosión de sulfúreas, y raramente decepciona al mosquero que sabe utilizarla.
Sé que hay muchas escuelas de montadores. Entre ellas, están los que se niegan a “perder” más de tres minutos montando una mosca, y los que son capaces de tirarse una tarde entera montando una imitación un poco realista, pero hecha para pescar. Conseguir un quill de cálamo de pluma lleva más de tres minutos, pero en una tarde podemos hacernos con suficientes quills como para cubrir una temporada entera. Luego, puestos al torno y cogido el truquillo del montaje, no se trata de una mosca muy difícil de imitar ni que nos absorba mucho de nuestro valioso tiempo, por eso os animo a que lo intentéis, aunque sólo sea por conocer una nueva forma de imitar el cuerpo de una mosca.