Pesca alpina en Austria I: Truchas y salvelinos en el Seebach.
Un oasis en medio de la sequía
por Dr. J. Alfredo Fernández Ramos
Estimado piscator:
En tu última noticia me comentas que las aguas de tu río bajan muy mermadas y que las altas temperaturas del ambiente y del agua hacen proliferar los ranúnculos, así que los compuestos químicos del agua no hacen más que extender la masa vegetal, ocupando los claros donde se ponía la pesca.
Las noticias alarmantes sobre el cambio climático comienzan a tener también aquí, en Austria, como protagonistas a los ríos. La sequía amenaza las reservas de agua. Ya son varios los años de escasas nieves y lluvias,y no solo en el sur de Europa.
Me acaban de comunicar que en Eslovenia y Croacia han cerrado la mayoría de los ríos para la pesca, con dos excepciones que confirman la regla: el tramo superior del Sava Bohinjka, en Eslovenia, y el Gacka cárstico en Croacia. Algo así como si el Esla se convirtiera en un reguero: ¡lo nunca visto!
También hay fuegos en los bosques centroeuropeos.
Éste es buen momento para hacer de la necesidad virtud, y adentrarse por los ríos alpinos en Austria, de 1.000 metros para arriba. Desde los valles, caña en ristre, puedes observar las cumbres que superan los 3.000 metros, entreveradas deneveros y glaciares relucientes los días de sol. Es un entorno sobrecogedor y fresco en estos días de verano y de tórridas noticias por tu cuenca, estimado Piscator.
Como muy bien sabes, no es fácil aquí, en Austria, conseguir permisos de pesca. El aprovechamiento de arroyos, torrentes, ríos y lagos de montaña está en manos privadas. No hay zonas libres para pescar, como tenemos en nuestra patria; aquí hay que pagar a tocateja. Lo más sencillo es alojarse en un hotel con cotos de pesca, que hay en abundancia y que, a la postre, puede que no resulten tan caros, si se atiene uno a la satisfacción que generan. Pero también hay estupendos tramos en manos de particulares, asociaciones de pescadores, ayuntamientos y compañías eléctricas que ponen a la venta permisos para turistas. Al respecto, estimado Piscator, la cuestión reside en dar con ellos. Con este mensaje y otros que pueden que le sigan, pretendo dar noticia de algunos de los que he ido descubriendo a lo largo de los años.
El coto del Seebach y el lago Stapplizer, gestionado por la familia Sterz desde hace generaciones, es un ejemplo. Situado a orillas de la localidad de Mallnitz, entre la región de Carintia y Salzburgo, el río Seebach, de unas dimensiones un poco mayores que el Cabriel o similar al Bernesga, discurre por un valle alpino circundado por las cadenas montañosas del HoheTauern, a unos 1.200 metros sobre el nivel del mar. Tiene una zona alta de aguas lentas, pozos y algunas corrientes someras, con fondos de arena y gravilla –junto a un lago- y una zona de torrentes con fondos de roca y guijarros, con partes remansadas cuando empieza a descender ladera abajo del pueblo.
Hay abundantes truchas, y en la parte más alta y en el lago, numerosos salvelinos. No en vano estas zonas permanecen heladas o rodeadas de nieve la mayor parte del año, en el hábitat ideal de este salmónido. También reciben las aguas de neveros durante el verano.
El día que pesco el Seebach viene transparente como el cristal, las sombras de los peces se reflejan sobre los fondos. Están sobre todo en las aguas más tranquilas, como con espacio para mirar lo que arrastra la corriente o cae de arriba. Un movimiento en falso, y se van.
Hay que pescar muy escondido y no errar en el primer lance, ya de por sí muy fino en el sedal de punta. Esta trucha es muy tímida. Me dice Herr Sterz que se debe al acoso de la nutria, que ha diezmado las poblaciones en los últimos años y que obligó incuso a mantener cerrado el coto dos años. Al menos esto es lo que nos cuenta el gestor. Cuestión muy llamativa ésta, la de las “plagas de nutria” en Austria, que han sucedido a las “plagas de cormorán”, diezmando la población de peces de numerosos ríos,quién sabe si precisamente debido a las repoblaciones.
Como ves, caro Piscator, en esto de la pesca todo son sobresaltos.
En un día tan soleado uno se pregunta qué criterio sigue una trucha en este río para distinguir entre la broza y un bocado apetitoso. La mosca parece ser que no importa mucho, ni su forma y color, pero desde luego debe ser algo con un aspecto que la trucha identifique como “no broza”. Es un tema que ya va siendo objeto de estudios experimentales, pero que el pescador a mosca viene resolviendo desde hace siglos de manera práctica. Así que conforme a una de las tradiciones –y a falta de ver una postura definidasobre el agua, por lo general escasas en estas alturas, o una caída de insectos terrestres desde el aire-, me inclino por un señuelo “no-broza” de probada efectividad: la “Red-tag”. Y no falla. La cola de color rojo fosforito me permite localizarla en el agua, y tal vez también se lo permite al pez. Hace como señalizador. El cuerpo de pavo real y el pequeño hackle rubión levantan hoy a la trucha. Puedes montar una docena en media hora. En los rabiones y aguas movidas pongo una “no-broza” de tamaño considerable, bien una tricolor en un anzuelo del 12 o un remedo de mosca de la piedra hecho con alas planas de gallo y encima dos plumas cul de canard, cola de biot, cuerpo de pavo real y un hackle rubión a la cabeza. Tamaño 12 o 10. En los Alpes no suele fallar, salvo cuando, como es lógico, la trucha ceja en su interesante tarea de distinguir la broza de la mosca.