por Jesús Carmona Calambres



 

Dentro del mundo de la pesca con mosca y montaje, por norma general encontramos tres perfiles diferenciados. Por un lado, están aquellas personas que con ir al río tienen suficiente y sus mosca las adquieren en comercio o directamente a artesanos montadores; un segundo grupo son aquellos que a pesar de saber montar,  normalmente les vence la pereza y sobreviven la temporada con las cuatro moscas que hacen, más las que mendigan de sus compañeros de pesca; y luego estamos los apasionados del montaje, los que disfrutamos de cada vuelta de seda, cada brillo de ese dubbing que jamás habías visto y que es tan bonito, de esa pluma, de ese pelo… En definitiva, todos los que entienden el montaje como experiencia imprescindible de la pesca. A estos va dedicada esta entrada.

Moscas y materiales                                                               

Todos los que gustamos del placer de hacer nuestras propias moscas, nos pasamos el día «mafuflando» montajes delante del torno. Vemos moscas en cualquier plástico, en ese jersey de tu hermana, o en el embalaje de la nueva tele, en cualquier material encontramos posibilidades y montajes nuevos ¿Pero existe un material que sea capaz de funcionar en cualquier parte de nuestras moscas? Si partimos de la base de que una mosca tiene cuatro partes básicas, cuerpo, cercos, alas y hackle, son muy pocos los materiales que trabajan bien en cualquiera de esas posiciones, en mi opinión solo dos, las plumas de culo de pato (CDC) y el pelo de pata de liebre ártica (PLA). Con ambos se puede montar en cualquiera de las partes elementales de una mosca, si bien para mi resulta más atractivo y polivalente la liebre que el pato.

 

Evolución/sustitución

Partiendo de la base que ser “único” a  la hora de montar moscas resulta muy casi imposible, puesto qué somos muchos montadores utilizando muy pocas variables, y esto hace que cualquier cosa que se te ocurra, lo pueda estar montando otra persona en Japón, California o Patagonia, pero si resulta necesario que busquemos nuestro estilo propio. Desde que empecé en esto de la mosca seca a finales de los 80, mis montajes siempre han tenido un punto de destino, la luz. Dando como imprescindibles conceptos como tamaño y forma que cualquier artificial ha de cumplir, la variable de la luz es la que más posibilidades de creación da a cada montador. Con las cosas que me contaron los que me iniciaron en el montaje de moscas secas y estas premisas, fui buscando mi estilo, desechando primero materiales como el gallo de León y los sedones, y buscando respuestas con materiales sintéticos y sobre todo con CDC. De este material, pronto fueron mis alas principalmente y ocasionalmente exuvias, cuerpos y hackles, si bien tenía dos puntos flojos, su mala visibilidad, sobre todo en tonos oscuros y lo complicado que resultaba hacerlo flotar cuando mi mosca comenzaba a dar truchas. Pero hace unos años alguien me comentó algo sobre tricópteros con las alas montadas en PLA (Pelo de Liebre Ártica) y compré las primeras patas.

Un material definitivo

Desde el momento en que tuve en la tienda las primeras patas, me di cuenta que si flotaba tan bien como me contaban, era un filón. Me llevé cuatro colores, sobre todo grises, pues tenía ante mí lo que serían las alas de mis moscas de ahí en adelante. Y llegaron las primeras pruebas, y los primeros éxitos. Las moscas que montaba con liebre, pescaban tan bien como las otras, pero ciertamente su flotabilidad era mayor y lo que más me sorprendió, se veían mejor que los mismos montajes con CDC. El siguiente paso fue sustituir todo mi pato por PLA, me hice con todos los colores que puede, y acabé regalando todo mi CDC. A medida que montaba, fui descubriendo lo fácil de manejar este material para hacer dubbing y lo que es mejor aún, la posibilidad de montar falsos hackles, incluso en moscas grandes, puesto que las fibras de algunas partes de la pata dan una longitud que lo permite, y esos montajes también funcionaban. Y así sin apenas darme cuenta acabé montando moscas con un hilo, un tinsel, PLA y la certeza de que eran muy efectivas.

Y aquí estoy ahora, delante del torno día tras día «customizando» montajes clásicos, efémeras, perlas, tricópteros, dípteros, pues nada se resiste a su feo encanto, e intentando estirar al máximo las posibilidades de la pata de liebre ártica, el que para mi es el material definitivo… por ahora.

Guadalajara, ‎30 de noviembre‎ de ‎2017.

Pero pronto habremos entrado en 2022, y ese ahora final del final del texto que acabas de leer, tal vez a llegado… Y se llama polipropileno. Desde este verano he comenzado a montar los patrones que antes fueron en CDC, después en PLA y ahora, unos cuantos, están pasando por la túrmix del polipropileno. He empezado por los montajes de tricos y perlas en anzuelos del 16 y más grande se están pasando a este material que flota como nada que haya visto antes. También ha caído alguna efémera, y curiosamente, también ha caído en las bocas de algunas truchas…
Al final, todos los materiales pescan, y en mi opinión, lo que tenemos que hacer es elegir los que mejor se adapten a nuestro modo de pescar y a las condiciones del río, posiblemente esa sea la principal clave a la hora de poner una mosca u otra en base a su construcción.

Por si queréis meter mano al PLA, os dejo un pequeño vídeo tutorial sobre como enfrentarte a una pata, y un montón de montajes diferentes que podréis encontrar en ese mismo canal https://youtu.be/KvqzXQ10FqU

Y si también os pica el gusanillo del asunto del polipropileno, pinchar en el enlace de debajo.

https://youtu.be/ffs9I8M-Us0

No tengáis miedo a probar cosas diferentes, cambiar tus dogmas es mi sano, y en el montaje y la pesca a mosca tenemos más que cualquier confesión religiosa.

 

Guadalajara, 1 de diciembre de 2021.

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