¡¡¡SE ACABÓ!!!  –El Salmón-

 

por Felipe P. Melero


Hace apenas un siglo el salmón ocupaba unos 120 ríos de la Península Ibérica, desde el Guadiana hasta el Bidasoa.

Cuenca a cuenca, río a río, fueron desapareciendo poco a poco hasta que en la actualidad apenas cuatro ríos conservan unas poblaciones mínimas: Narcea, Sella, Cares-Deva y Bidasoa. Las capturas, lógicamente, también fueron disminuyendo.

 

  Fotografías como la que figura arriba del Hotel Palacio, de 1969, son ya historia

   Desde hace ya más de treinta años científicos de todo el mundo vienen avisando de su imparable descenso e inminente desaparición.

   Se han publicado diversos artículos aparecidos entre los años 2005 y 2012 alertando sobre los daños que, entre otros factores, ocasionan al ecosistema de nuestro Deva-Cares los dragados efectuados reiteradamente en El Tilo, La Torre, La Pría y Buelles. O la tala de árboles para hacer el paseo fluvial.

 

 

   El Tilo con la isleta eliminada. Año 2015

Las causas

   Algunas de las causas que influyen en la progresiva desaparición de los salmones son sobradamente conocidas:                                             

Las presas y azudes, que impiden o dificultan el tránsito tanto de       salmones y otros peces como de nutrientes, y que modifican la estructura del lecho del río y sus componentes bióticos y abióticos.

Las escolleras, que constriñen el cauce e impiden el desarrollo del bosque de ribera, imprescindible para purificar las aguas, controlar la erosión y aportar nutrientes al ecosistema.

   Área recreativa. Consecuencia de la tala del bosque de ribera

La contaminación, aún presente a pesar de las depuradoras.

La pesca deportiva, que elimina a los ejemplares genéticamente más valiosos. No deja de ser un sinsentido matar unos peces antes de reproducirse, peces que vinieron desde el Atlántico Norte después de recorrer más de tres mil km.

Las repoblaciones, que disminuyen la variabilidad genética de la especie y la debilitan ante cambios ambientales, enfermedades y depredadores.

Las subastas del “campanu”, los aplausos y felicitaciones en las redes sociales cuando un pescador precinta un salmón…

Todo vino a contribuir, cada causa en su medida a la merma de salmones, truchas, reos y anguilas.

   Cuando se denunciaban los dragados en el Deva-Cares como obras inútiles que costaron miles de euros se miró para otro lado. Ahí está otra vez la isleta de que se eliminó de El Tilo y que costó 180.000 euros. El río la volvió a colocar en su sitio.

Abril de 2022. La isleta de nuevo en El Tilo 

   El no entender que una de las funciones básicas del río es la de arrastrar materiales hacia el mar tiene estas cosas. Se despilfarra dinero público y además se perjudica al ecosistema.

   En ambas orillas del Atlántico, desde Canadá y Estados Unidos hasta los países del norte de Europa se están tomando medidas drásticas. En Noruega, por ejemplo, con casi 100.000 salmones capturados en 2020, se acaba de incluir al salmón en lista de especies amenazadas.

Las consecuencias

Las consecuencias de todos estos años de gestión nefasta ya están aquí, y ahora ya es demasiado tarde. Se acabaron. Y ya no hay vuelta atrás. A día de hoy, 30 de abril, se llevan precintados en Asturias once salmones: dos en el Narcea, dos en el Sella, seis en el Cares Deva, ninguno en el Eo y uno en el Esva.

En estos últimos 30 años se habrán publicado en revistas científicas especializadas al menos cinco mil artículos sobre el salmón. Ha habido congresos, simposios, jornadas… se conoce la biología del salmón, su comportamiento, enfermedades, genética, sus relaciones intra e interespecíficas… pero a nuestras autoridades autonómicas no les parece suficiente, y antes de tomar medidas para protegerlo quieren seguir estudiando al salmón asturiano, como si fuera distinto a otros. ¡Pues ya van tarde!

Hace unos quince años se optó, por ejemplo, por cambiar muchas zonas libres en cotos parciales, como si tres salmones muertos en coto parcial estuvieran menos muertos que si lo fueran en zona libre.

Se podía haber apostado en ese momento por transformar esos tramos en zonas libres de Captura y Suelta, pero ni a la Consejería ni a sus técnicos y asesores les pareció necesario proteger esos valiosos ejemplares.

Si las autoridades autonómicas siguen en su línea timorata y pusilánime nos tocará ver como desde la Unión Europea o desde el mismo Gobierno Central nos imponen medidas mucho más restrictivas que las que se podrían tomar desde Asturias.                                                                    

Entonces ya no valdrán lamentos; si no lo hicieron hace veinte años, cuando estuvieron a tiempo, ahora, como decía Joaquín Sabina, “ahora ya es demasiado tarde, princesa”.

Felipe P. Melero